Su éxito se debe a que incrementa el intercambio de oxígeno por dióxido de carbono, mejorando la circulación sanguínea.
La técnica de la Carboxiterapia es muy sencilla. Se realiza a través de un equipo especialmente diseñado que permite controlar la velocidad de flujo y el tiempo de inyección, así como monitorizar la dosis administrada. Se aplican varias inyecciones con una aguja de diámetro inferior a la de Insulina.
El número de sesiones varia según las características y necesidades de cada paciente.
Una vez finalizada la sesión, el paciente puede incorporase a sus actividades sin ningún inconveniente.